13 de abril de 2025

Domingo de Ramos 2025 y La Pasión

Celebramos con alegría este 🌿🌿 Domingo de Ramos 2025 🌿🌿y acompañamos a Nuestro Señor Jesucristo en su Pasión ✝, "nunca lo dejemos solo", como ya os comenté en la pasada "Semana Santa de 2024".  A Él le encanta que le hagamos partícipe en nuestras cosas, nos cuida, acompaña y enseña a vivir cada día mejor.😊

Seamos agradecidos por la oportunidad de cultivar nuestra fe en Dios, (en sus diversos rezos..); y como también Su Palabra del Santo Evangelio fortalece, reconforta, levanta y le da sentido a nuestras vidas. En verdad os digo, si tenéis que confiar en alguien: "Confía en el Señor", porque obra Maravillas! 🙏

Feliz Domingo de Ramos a todos!

El Santo Evangelio de Hoy, nos dice:
Domingo de Ramos🌿🌿: Pasión ✝ de Nuestro Señor Jesucristo 
según (San Lucas 22, 14-23, 56)
A la hora determinada se puso a la mesa con sus discípulos. y les dijo: "He deseado vivamente comer esta pascua con vosotros antes de mi pasión".
Os digo que ya no comeré hasta que se cumpla en el reino de Dios. Tomó una copa, dio gracias y dijo: "Tomad y repartidla entre vosotros, pues os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios".
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. Y de la misma manera el cáliz, después de la cena, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros. Pero ved que la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. Porque el hijo del hombre se va, según lo decretado; pero, ¡ay del hombre que lo entrega!.
Ellos comenzaron a preguntarse unos a otros quién sería el que lo iba a cometer tal acción.

Surgió también una discusión entre ellos sobre quien debía ser considerado como el más grande. Él les dijo: los reyes de las naciones las tiranizan y sus príncipes reciben el nombre de bienhechores. Entre vosotros no debe ser así, sino que el mayor entre vosotros será como el más joven, y el que mande como el que sirve. En efecto, ¿quién es más grande, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pues bien,, yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Vosotros habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os voy a dar el reino como mi Padre me lo dio a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder cribaros como el trigo, pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando te arrepientas, confirma a tus hermanos. Pero él le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y hasta la muerte. Jesús le contestó Pedro, te digo que no cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.

Después les dijo: Cuando os envíe sin bolsa, sin alforjas y sin sandalias, ¿Os faltó algo?. Ellos contestaron: Nada. Y añadió: Ahora, el tenga bolsa que la tome, y lo mismo la alforja; y el que no tenga, venda su manto y compre una espada. Pues os digo que debe cumplirse en mí lo que está escrito: Y fue contado entre los delincuentes. Porque se acerca el cumplimiento de todo lo que se refiere a mí. Ellos le dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Les respondió: Es bastante.

Salió y se fue, según su costumbre, al monte de los Olivos. Sus discípulos lo acompañaban. Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para no caer en tentación. Él se apartó de ellos como a un tiro de piedra, se arrodilló y se puso a orar, diciendo: Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, si no la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo. Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba como gotas de sangre, que corrían por el suelo. Se levantó de la oración, fue a sus discípulos y los encontró dormidos por la tristeza. Y les dijo: ¿Porqué dormís?. Levantaos y orad para que no caigáis en la tentación.

Aún estaba hablando, cuando apareció un gran tropel de gente encabezado por el llamado Judas, uno de los doce, el cual se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: Judas, ¿Con un beso entregas al hijo del hombre?. Los que estaban con él, viendo lo que iba a ocurrir, le dijeron: Señor, ¿Les damos con la espada? Uno de ellos dio un golpe al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús dijo: ¡Basta ya! ¡Dejad!. Y tocando la oreja lo curó. Y dijo a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido a prenderlo: habéis venido a prenderme como un ladrón, con espadas y palos. Todos los días estaba con vosotros en el templo y no echasteis mano; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.

Lo apresaron y lo condujeron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada lo vio sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: También este andaba con él. Pedro lo negó, diciendo: No lo conozco, mujer. Poco después otro, al verlo, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. Transcurrió como una hora, y otro afirmó rotundamente: Seguro que también este andaba con él, porque es galileo. Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. E inmediatamente, mientras aún estaba hablando, cantó un gallo. El Señor se volvió, miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor cuando le había dicho: Antes que cante el gallo hoy, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Los que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban; lo cubrieron con un velo y le preguntaban: adivina quién te ha pegado. Y le decían muchas otras injurias.

Al amanecer, celebraron consejo los ancianos del pueblo y los maestros de la ley, lo llevaron al tribunal y le dijeron: Si tu eres el mesías, dínoslo. Jesús les contestó: Si os lo digo, no me vais a creer; y si yo os pregunto, no me vais a responder. Pero desde ahora el hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios Todopoderoso. Todos dijeron: Luego, ¡Eres tú el hijo de Dios?. Y él respondió: Vosotros lo decís: Yo lo soy. Ellos replicaron: ¡Qué necesidad tenemos ya de testigos, si nosotros mismos lo hemos oído de su boca?

Se levantó la asamblea, lo condujeron a Pilato, y comenzaron a acusarle, diciendo: Nosotros lo hemos encontrado alborotando nuestra nación, prohibiendo pagar tributo al césar y diciendo que él es el cristo rey. Pilato le preguntó: ¿Tú eres el rey de los judíos? Y él respondió: Tú lo dices. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: No encuentro ninguna culpa en este hombre. Pero ellos insistían con más energía: Alborota al pueblo enseñando por Judea, desde Galilea, donde empezó, hasta aquí. Pilato, al oír esto, preguntó si era galileo; al asegurarse de que era jusrisdicción de Herodes, se lo envió, porque Herodes estaba también en Jerusalén por aquellos días.

Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, porque hacía bastante tiempo que quería verlo, pues había oído hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero él no respondía nada. Por su parte, los sumos sacerdotes y los maestros de la ley estaban allí y lo acusaban duramente. Herodes, con sus soldados, trató con desprecio a Jesús, se burló de él, le puso vestido blanco y lo envió a Pilato. aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes eran enemigos.

Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a las autoridades el pueblo y al pueblo, y les dijo: Me habéis traído a este hombre como un alborotador del pueblo, yo lo he interrogado delante de vosotros y no le he encontrado culpable de las cosas de que lo acusáis. Herodes tampoco, puesto que nos lo ha devuelto. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Por tanto, lo pondré en libertad después de haberlo castigado. Por la fiesta tenía por costumbre soltarles a un preso.

Ellos gritaban todos a una: Quita de en medio a ese y deja en libertad a Barrabás. Este había sido encarcelado por una revuelta ocurrida en la ciudad y por un homicidio. De nuevo Pilato les habló, pues quería dejar en libertad a Jesús. Pero ellos gritaron: ¡Crucifícalo!, ¡Crucifícalo!. Y Pilato, por tercera vez, les dijo: ¿Pero qué mal ha hecho? No he encontrado en él causa alguna de muerte; por tanto; lo dejaré en libertad después de haberlo castigado. Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera crucificado, y sus gritos cada vez eran más fuertes. Pilato decidió que se hiciera como pedían. Dejo en libertad al que pedían, y les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran.

Cuando lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguía mucha gente del pueblo y mujeres, que se daban golpes de pecho y se lamentaban por él. Jesús, se volvió a ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque viene días en los que se dirá: Dichosas las estériles, los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han amamantado. Entonces comenzarán a decir a las montañas: caed sobre nosotros, y a  los collados: sepultadnos; por que si esto hacen al leño verde, ¿qué no harán al seco?. Llevaban también a dos criminales para ejecutarlos con él.

Cuando llegaron al Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los criminales, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y se repartieron sus vestidos a suertes. El pueblo estaba mirando. Las mismas autoridades se burlaban, diciendo: Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo si es el mesías de Dios, el elegido. También los soldados se burlaban de él, se acercaban y le daban vinagre, diciendo: Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Encima de él había un letrero que decía: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los criminales crucificado le insultaba diciendo: ¿No eres tú el mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros. Pero el otro le respondió diciendo: ¿Ni si quiera temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio?. Nosotros estamos aquí en justicia, porque recibimos lo que merecen nuestras fechorías; pero este no ha hecho nada malo. Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey. Y le contestó: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta las tres de la tarde. El sol se eclipsó y la cortina del templo se rasgó por medio. Y Jesús, con voz fuerte, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Dijo esto y expiró.

El oficial, al ver lo que había ocurrido, daba gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. Y toda la gente que había asistido al espectáculo, al ver lo que sucedió, regresaba dándose golpes en el pecho. Todos los conocidos de Jesús estaban a distancia, igual que las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, presenciando todo esto.

Un hombre llamado José, miembro del tribunal supremo, hombre bueno y justo, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual no estaba de acuerdo con las acusaciones del tribunal y que esperaba el reino de Dios, se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Lo bajó de la cruz, lo envolvió en un sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, en el que todavía no había sido puesto nadie. Era el día de la preparación de la pascua, y rayaba ya el sábado. Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde galilea lo siguieron de cerca y vieron el sepulcro y cómo fue colocado su cuerpo. Regresaron y prepararon aromas y ungüentos. El sábado descansaron, como estaba previsto.

🙏🙏🙏

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"Domingo de Ramos 2025 y La Pasión" 
Recordad: cultivad vuestra fe y Feliz día a todos! saludos, Marisa 

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¡Apreciados hermanos en Cristo, cuidaros mucho!

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